Establecido desde comienzos de año en una de las naves del vivero, trabaja actualmente en la restauración de piezas históricas de las parroquias de Quer, Tórtola y Ciruelas.
Osvaldo Nostro lleva cuatro años viviendo en Quer. Es artesano-ebanista, oficio que aprendió en la ciudad de la plata, en el barrio de San Isidro de Buenos Aires, primero de su abuelo, y después de su padre. Y aunque estudió Maestría Industrial, “llevo la madera en la sangre, así que volví a los orígenes”, asegura.
Llegó a España a mediados de los años noventa y, después de un tiempo viviendo en el Pirineo Catalán, y más tarde en la costa, se ha establecido definitivamente en el centro de España, y concretamente en Quer.
Osvaldo conoció el proyecto de CIES Quer por sus vecinos, y profundizó en él de la mano de la web municipal. “Está bárbaro, es una ayuda para la gente que quiere empezar un negocio”, valora.
Después de asesorarse de la mano de ADAC, el Grupo de Desarrollo Rural que gestiona el CIES, sobre la manera adecuada para poner en marcha el proyecto, Roque se instaló a comienzos de año en una de las naves, la número 5, del vivero setero, donde trabaja ahora mismo en las andas de la talla del Cristo de la Misericordia, que es el orgullo de Quer.
En su nave cuenta con todas las herramientas del carpintero y con maquinaria para llevar a cabo sus trabajos, aunque, como bien saben los ebanistas desde hace siglos, “es casi tan normal trabajar in situ, sobre la pieza que sea, como en el propio taller”, dice. De la carpintería, “toco todos los palos, nunca mejor dicho”, aunque su pretensión es la de, aprovechando las nuevas instalaciones, dedicarse a la producción de artesanía local, “sin inventarme nada, siguiendo los cánones del gremio castellano, que tuvo y tiene artesanos magníficos”, explotando así su vena creativa.
Osvaldo ofrece la posibilidad de crear para el cliente muebles a medida, con las formas, colores y maderas deseados, “e incluso de darle un consejo”, y también de restaurar muebles antiguos, “devolviéndoles a la vida, porque muchas veces en esos muebles, comprados con mucho esfuerzo por las familias, más incluso que el valor material, es el valor sentimental que tienen”, asegura. De no existir profesionales como él, no habría solución para estas piezas que ya nadie fabrica.
No es la primera vez que el ebanista trabaja para la parroquia de Quer. Ya lo ha hecho anteriormente, restaurando la puerta lateral de la Iglesia de Nuestra Señora de La Blanca, y bancos, altares u hornacinas. Alfonso Olmos, párroco de Quer, tiene una gran estima por su trabajo “cuidadoso y detallista”.
Entre los proyectos que entregará próximamente se encuentran trabajos para las parroquias de Tórtola y Ciruelas.

Roque Osvaldo trabajando en su taller en el CIES de Quer
Cuando se enfrenta a una restauración, lo primero que hace es “asegurar las piezas que tienen movimiento, están desencoladas o deterioradas por el tiempo, para después, poco a poco, y con el tiempo necesario como una herramienta más, darle el acabado que pensó para la pieza su constructor o diseñador, llevándola a su concepto original”. La clave es devolver el esplendor a la pieza, sin que se note la mano del restaurador por la pieza.