Su interés por el queso llevó a Luis Coracho a convertir una afición en un modo de vida. “El tema del queso me atraía, hice unos cursos de formación, empecé a indagar y así arrancó el negocio”, explica este emprendedor que arrancaba su quesería en 2012.
Desde entonces, esta quesería artesana que elabora los Quesos Castillo de Hita se ha hecho un hueco en el mercado local de Guadalajara y Madrid, pero también se ha hecho un nombre fuera de nuestras fronteras.
Prueba de ello es el reciente galardón obtenido, a finales de 2021, en el Concurso World Cheese celebrado en Oviedo y en el que han participado más de 4.000 quesos de 45 países. Su Queso de Oveja Castillo de Hita fue premiado con una medalla de bronce en la categoría de quesos semicurados de oveja.
“Nuestro queso es artesano. Lo hacemos con leche cruda sin pasteurizar. Hacemos de oveja y cabra, todo de rebaños de la zona de Guadalajara. Es un queso de pasta prensada, un queso tradicional”, explica Luis Coracho quien se encarga de todo: elaboración, distribución y promoción del producto.
Luis elabora queso todo el año. “Actualmente hacemos unos 15.000 kilos de queso al año. Es una quesería pequeñita, pero para mí es bastante”, comenta.
La distribución se realiza en su mayoría en comercios de cercanía y tiendas de proximidad. “Hago el queso y lo reparto a tiendecitas pequeñas de municipios cercanos, en Guadalajara capital y también vendo en Madrid en mercados de productores donde estoy presente los fines de semana”.
Con esta distribución es suficiente para dar salida a la producción actual si bien podría ampliar la misma y es algo que tiene en mente a futuro. “Las instalaciones se pensaron para una capacidad de producción superior, 20 o 25.000 kilos al año, y poco a poco vamos haciendo más, pero tengo el problema de la leche. No soy ganadero y dependo de la leche de ganaderos de la zona y cada vez quedan menos”, explica este empresario.
De hecho, antes de la pandemia, en 2019, “tenía un empleado que me ayudaba y que empezó en noviembre, pero luego con la crisis se paró todo. La idea es retomar la expansión”.
Las instalaciones cuentan con una zona de recepción de la leche, una sala de elaboración del queso y las cámaras de maduración. A lo que se suma un vehículo refrigerado para transportar y distribuir los quesos hasta los puntos de venta para cuya adquisición ha contado con 9.583,47 euros de ayuda LEADER gestionada por ADAC, que supone el 40% de la inversión total.
Luis comienza su jornada temprano, ya que elabora queso cuatro veces a la semana, dos días de oveja y dos de cabra, para lo que se desplaza a primera hora a por la leche que empleará en cada jornada de elaboración. “Voy a recoger la leche a la ganadería, descargo, la caliento, elaboro el queso y limpio todo”, explica este productor, que indica que el quinto día lo dedica para preparar pedidos de tiendas y reparto, mientras que el fin de semana se desplaza a mercados de productores para venderlo.
Materia prima limitada
“Llevo trabajando desde hace unos 7 años con las ganaderías que me suministran leche de oveja y cabra y tampoco tengo muchas opciones porque para el tipo de queso que hago yo no valen todas las leches. Si te limitas con la calidad de la leche y la cantidad de ganaderos, pues dependo de ellos”, afirma este quesero que reconoce no le va mal el negocio tras 10 años en funcionamiento.
De hecho, y aunque cuenta con un alojamiento rural también, sus ingresos principales provienen de la quesería ya que, por suerte, cada vez se valora más su producto y no le faltan compradores.
Eso sí, no es ajeno a la subida de precios actual. “Es una empresa modesta en una zona rural, pero pago luz como todo el mundo y gasoil ya que reparto yo todo con la furgoneta refrigerada”, comenta.
Por el momento no cuenta con página web “porque no tengo tiempo material para atender pedidos, aunque sí hago envíos a gente que me escribe o contacta de toda España”.