El futuro de la programación, el Libro Blanco de la Ruralidad y la configuración de la Agenda Rural post 2020 fueron los temas principales que se debatieron en la Conferencia celebrada en el Comité de las Regiones a la que asistió REDR.
Mathieu Fichter, asesor político del Gabinete de la Comisaria Corina Creţu: «Más allá del 2020 hay que apostar por un enfoque integrador, territorial, holístico… integrar las políticas rurales en toda la programación europea. Que los GAL pudieran utilizar todos los fondos para elaborar sus EDLP suponía una revolución, pero esperábamos un resultado más prometedor».
Mihail Dumitru, director general adjunto de la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea-DG Agri: «Se necesita mucha más participación territorial para conseguir un verdadero desarrollo rural en toda la UE; la Comisión está abierta a nuevas ideas políticas para el medio rural de cara a la programación más allá de 2020».
El día 19 de abril, la Red Española de Desarrollo Rural asistió en Bruselas a la Conferencia ‘Por una Agenda Rural en el período de programación post 2020’, organizada por el Movimiento Rural Europeo (del que REDR forma parte a través de ELARD), la Asociación Ruralidad-Medioambiente-Desarrollo y la Comisión NAT del Comité Europeo de las Regiones.
Los primeros debates para reflexionar sobre la programación europea posterior a 2020 están a punto de comenzar. ¿Qué lugar van a ocupar las zonas rurales en estos debates y en las propuestas que se deriven de ellos?
Las políticas actuales de desarrollo generan desequilibrios entre las zonas urbanas y rurales.
Este desequilibrio aumenta y nos aleja del objetivo de la cohesión territorial consagrado en el Tratado de la Unión Europea. La desigualdad de los ciudadanos y de los agentes económicos ante la oferta de servicios de interés general no deja de crecer. En las zonas rurales la degradación de los servicios de salud, de movilidad y de seguridad suscita preocupación y, a veces, sentimiento de abandono entre sus habitantes.
Lo mismo sucede con la calidad de infraestructuras básicas indispensables para el desarrollo, como las conexiones de banda ancha o la telefonía móvil: desequilibrio tanto más perjudicial cuanto que la dinámica europea conduce hacia una sociedad digital.
Y sin embargo, la vitalidad de las zonas rurales es fundamental para el bienestar de las poblaciones, tanto rurales como urbanas.
La importancia territorial de las zonas rurales en la UE (que representan el 80 % de la superficie) es un elemento fundamental del proyecto europeo. Las zonas rurales, incluidas las colindantes con las zonas urbanas, albergan el 58 % de la población de la UE y concentran el 56 % del empleo. Las zonas rurales europeas han evolucionado, se han diversificado: la agricultura sigue siendo una actividad que estructura el territorio, pero las actividades secundarias y terciarias (servicios, turismo, pymes, sectores tecnológicos e industriales…) han asumido una mayor relevancia en términos de economía y de empleo.
En la actualidad el potencial de las zonas rurales, con toda su diversidad, se halla insuficientemente utilizado para la consecución de los objetivos de la Estrategia Europa 2020. No basta con un simple ajuste de políticas: es necesario acometer una gran evolución.
Ha llegado el momento de que la Comisión acometa una reflexión en profundidad para dar una base más sólida a la política en favor de los territorios rurales después de 2020.
La petición de un Libro Blanco del Mundo Rural, promovida por el Movimiento Rural Europeo y transmitida hoy por numerosas instancias, explica esta necesidad. Ese Libro Blanco es una herramienta indispensable para abrir un auténtico debate sobre el mundo rural sin compartimentarlo: con vistas a una agenda rural que se incluirá como elemento fundamental en la programación posterior a 2020.
En esta perspectiva, la Conferencia del 19 de abril es una etapa importante para tomar mejor en consideración los territorios rurales en las políticas europeas del futuro.
Intervenciones de los participantes
Anthony Gerard Buchanan, vicepresidente primero de la Comisión NAT del Comité de las Regiones, fue el encargado de la ponencia de apertura. «La Política Rural debe ser una prioridad en los Fondos Estructurales, se necesita más financiación del Fondo Social (FSE) y FEDER», dijo. «Hay que potenciar las estrategias rurales, integradas y territoriales, pero a su vez hay que reforzar y garantizar los recursos humanos» [en referencia a la despoblación rural de muchas zonas rurales de la UE]. De cara a la Agenda Rural post 2020, el vicepresidente primero de la Comisión NAT del Comité de las Regiones cree que hay «unas bases sólidas en las zonas rurales para incrementar la creatividad y la innovación». «No hay cohesión europea sin el medio rural», sentenció.
El siguiente ponente fue Gérard Peltre, presidente de la Asociación RED (Ruralité-Environnement-Dévelopment) y del Movimiento Rural Europeo (coorganizadores de la conferencia). Para Peltre, los territorios rurales son «mucho más que agricultura». «Con la diversificación económica el medio rural puede ser un potencial foco de innovación», dijo durante su intervención. «UE, Consejo Europeo, Parlamento Europeo, Comité Económico y Social, Comité de las Regiones… han sentado las bases para que en este período (2014/2020) se hubiera producido una verdadera dimensión territorial en el medio rural pero, en general, los países y regiones no han aprovechado las directrices y potencialidades que se les ofrecen (como en el multifondo)», afirmó Peltre.
Posteriormente fue el turno de Mathieu Fichter, asesor político del Gabinete de la Comisaria Corina Creţu, que ofreció una interesante intervención en la que hizo un llamamiento a favor del medio rural, pero sin olvidar la autocrítica. «Que en este período los GAL hayan disfrutado de la posibilidad de utilizar todos los fondos para elaborar sus Estrategias de Desarrollo Local era una auténtica revolución, pero la realidad es que esperábamos un resultado más prometedor», comenzó diciendo Fichter. «La Comisión Europea debe hacer una reflexión sobre la falta de implementación del multifondo en las EDLP en los diferentes países. Hay que aprovechar en este período la Especialización Inteligente, un enfoque que debe tener un carácter transversal en todos los fondos, y no centrarse preferentemente en la agricultura», añadió. Y también hizo una previsión para el futuro: «Para más allá del 2020, hay que apostar por un enfoque integrador, territorial, holístico… integrar las políticas rurales en toda la programación europea». A su vez, Fichter enumeró algunos de los retos del desarrollo rural europeo sobre los que hay que incidir de cara al futuro de los territorios rurales: «Flexibilidad (en cuanto a las oportunidades y los retos); simplificación (que debe ser una solución y no un problema); y resultados (que deben garantizar y aportar trabajo y desarrollo). Para concluir, quiso hacer referencia de nuevo al futuro sin olvidar mencionar uno de los aspectos fundamentales de la Conferencia, la petición por parte de las Asociaciones organizadoras para la elaboración de un Libro Blanco de la Ruralidad. «El partenariado que se ha creado alrededor de la propuesta de elaborar un Libro Blanco de la Ruralidad (las 16 Organizaciones que han impulsado esta acción), es un instrumento muy importante para la interlocución con la Comisión Europea», ya que entiende que el futuro del medio rural más allá de 2020 debe estar en manos de los actores rurales. «El futuro de las políticas rurales está en la integración en la política europea», concluyó.
Para Mihail Dumitru, director general adjunto de la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea-DG Agri, los territorios rurales de toda Europa son «zonas de oportunidades». La explicación según Dumitru es que «en las zonas rurales están la mayor parte de los recursos (naturales, patrimoniales…), lo que garantiza siempre un gran potencial de desarrollo de las mismas». Sin embargo, no siempre es así, por algunas carencias que hay que solucionar. «Las zonas rurales han de estar más dotadas para participar en la revolución digital, pero como los mercados dan de lado al medio rural, estas empresas no garantizan los servicios básicos rurales. Los Estados Miembros deben garantizar la igualdad de servicios para todos los ciudadanos del medio rural, y para ello es necesario que en el marco europeo haya más coordinación y complementariedad entre los países, las regiones y los actores rurales; en definitiva, se necesita más participación territorial. Los fondos de la PAC y de Desarrollo Rural son muy importantes para las zonas rurales, pero no son los únicos: tenemos que tratar de aprovechar todos los recursos presupuestarios de la UE y nacionales a nuestro alcance para lograr los objetivos propuestos», afirmó. Por último se refirió al Libro Blanco de la Ruralidad, uno de los puntos importantes de la Agenda de la Conferencia. Para Dumitru, «el Libro Blanco puede ser un instrumento que dé visibilidad al medio rural y que lo integre en la Agenda Política; eso no impide que debamos reflexionar sobre si dicho Libro es la mejor o la única herramienta para conseguir esa visibilidad. La Comisión está abierta a nuevas ideas políticas para el medio rural de cara a la Agenda post 2020».
Por su parte, Mercedes Bresso, diputada del Parlamento Europeo y presidenta del Intergrupo Parlamentario Europeo sobre Áreas Rurales, Montañosas y Aisladas (RUMRA), quiso incidir de nuevo en que el potencial de los territorios rurales de toda Europa para por dotarlos, a ellos y a sus habitantes, de instrumentos que los permitan desarrollarse. «En las zonas de baja densidad de población y servicios, resultan fundamentales las Nuevas Tecnologías. A los mercados no les interesan las zonas rurales, por lo que las ayudas del Estado deben garantizar y complementar los servicios deficientes en estos lugares; para conseguir dichos objetivos se hace necesario buscar aliados dentro de la Comisión», reconoció Bresso.
Vuelve a ver la retransmisión de la Conferencia en este enlace.