Queremos, mediante este humilde escrito, rendir un pequeño homenaje a una persona grande que acaba de dejarnos: Miguel Sanz, nuestro amigo. Natural de Malaguilla y unido fuertemente por afinidad a Miralrío. Como a la mayoría de los trabajadores del medio rural se le conocían más de cien oficios, aunque a la electricidad le dedicó el mayor tiempo y, con su ir y venir por esta parte donde se funden la Alcarria y la Campiña, nos dejó una huella profunda. Fue, literalmente hablando, un hombre de nuestros pueblos.
Miguel era una persona amable y colaboradora en todo lo que buenamente se le requiriese. Participó desde su creación, a principios de los años 2.000, en el nacimiento de la Asociación de la Alcarria y la Campiña (ADAC). Junto a otras personas entusiastas de nuestra tierra iniciamos la aventura de crear esta Asociación que tantas inversiones ha promocionado en esta zona, porque entendíamos que esta parte de la provincia no podía quedarse fuera de la aportación de Fondos Europeos para la promoción de empresas y proyectos de todo tipo.
Su colaboración, como la de todos los que participamos en la Directiva de esta Asociación; al ser totalmente altruista, es de mayor mérito, ya que cuantos ratos empleaba en la Asociación debía después recuperarlo para el normal desarrollo de las múltiples tareas que le proporcionaban su sustento. Nuestra colaboración en la Asociación creó y afianzo vínculos de una fuerte amistad entre nosotros, a pesar de tener diferente procedencia, credos o ideología. Nuestros pueblos y su gente estaban por delante de otras consideraciones de rango menor.
Miguel, luchador por los derechos de los demás, buen profesional de lo suyo; nos dicen sus familiares que lucho como un valiente contra los avatares que en los últimos años se empeñaron en castigar su organismo, luchó a brazo partido contra la fatalidad. Los que le conocíamos, sabemos que muy fuerte tuvo que venir la enfermedad para que pudiese con él.
Por si alguien en el mas allá le transmite este mensaje, queremos que le haga llegar el cariño de la gente de nuestros pueblos. Suya será para siempre la silla que durante cerca de veinte años ha ocupado defendiendo las iniciativas de otros, participando activamente sin esperar nada a cambio. La gente de esta parte de la Alcarria y la Campiña siempre estaremos en deuda con Miguel, una deuda que nunca nos reclamará. Nos hemos quedado un poco más huérfanos de bondad.
Vicente Hita, presidente de ADAC